lunes, 24 de diciembre de 2007

¡Feliz Navidad 2007!




Llegan unos días de especial ajetreo, de estresante actividad. Compras, comidas, cenas... todo ello en exceso. ¿Qué es la Navidad? ¿Alguien lo sabe realmente?

De celebrar el nacimiento de alguien que cambiaría el curso de la historia hemos pasado a unas fechas que bien provocan histeria. De ofrecer lo que tenemos a los menos favorecidos hemos pasado a vapulear nuestras cuentas corrientes en los centros comerciales. De reunirse la familia al calor del hogar hemos pasado a reunirnos con desconocidos en la cola del remonte de la pista de esquí.

Hemos olvidado el espíritu de la Navidad, y estamos desarraigando nuestras tradiciones para "asimilar" otras que nos vienen de otros países. Ahora, los pocos "tiós" que quedan en Catalunya ya no cagan dulces sino juguetes. Los regalos nos los trae un hombre del Polo Norte que entra en nuestras casas por las chimeneas, por fortuna ahora apagadas porque vamos en mangas de camisa, y de los Reyes Magos de Oriente pocos se acuerdan ya...

Por cierto que hace unos años hubo el boom de los "papanoeles" colgados en balcones y ventanas, y el otro día dio un vuelco mi corazón cuando vi por primera vez ¡unos Reyes Magos colgados de una escalera de cuerda! Me alegré mucho.

Bueno... no pretendo "amargar" las fiestas a nadie, sino invitar a hacer una reflexión al respecto, a recordar (o leer) el Cuento de Navidad de Dickens... y sobre todo desear a todo el mundo una Feliz Navidad, la celebren o no.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Vacaciones 2007 - Capítulo 13: Mijas


Terraza de La Bóveda del Flamenco (Mijas).

Otra jornada más de la gira andaluza. Ante todo, para quien esté siguiendo esta serie de artículos, la gira se desarrolló en el mes de agosto, no vaya a pensar nadie que la estoy narrando "en directo"... Bien, aclarado esto, prosigo.

Próximos a concluir nuestra estancia en Andalucía (las vacaciones no son perpetuas, ni el dinero se reproduce por generación espontánea), nos tomamos este día más relajado, sobre todo tras el trote en Sevilla del día anterior. Así que por la mañana estuvimos de mercadillo por Marbella, luego un poco de piscina, y decidimos salir ya bien entrada la tarde, con la fresca. El destino: Mijas (Málaga).

Había oído hablar de este lugar, sobre todo de la zona de playa, más turística, pero desconocía el pueblo. Tras ascender por la carretera de la montaña, dejamos los coches en un enorme aparcamiento de pago, y lo primero que vemos de Mijas son los "burro-taxis". Por lo visto, al principio del boom turístico de los años 60, cuando Mijas no era más que un humilde pueblecito, el burro era el medio de transporte y de carga de la mayoría de mijeños, y los turistas extranjeros los solían requerir para fotografiarse o dar un paseo. Y evidentemente los mijeños supieron aprovecharse y lo convirtieron en un atractivo turístico y fuente de ingresos más.

Al lado mismo, en un peñasco, una ermita excavada en la roca y dedicada a la Virgen de la Peña (otra más de las muchas que hay). Se nos hace de noche, pero proseguimos nuestro paseo por las calles de Mijas, con ese típico aire andaluz. la verdad es que paras ser pleno mes de agosto y verse muchos coches aparcados, no había excesivo ajetreo por las calles.

Finalmente llegamos al punto más alto, donde hay los restos del castillo árabe, la plaza de toros, y una iglesia frente a un parque con una bonita fuente con surtidores de colores. Visto todo esto, y como es tarde, decidimos regresar a Marbella a cenar y a dormir pronto para la excursión del día siguiente.

Aquí podeis ver mis mejores fotos de Mijas.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Vacaciones 2007 - Capítulo 12: Sevilla tiene un color especial


Sevilla

Siguiente etapa de mi viaje por Andalucía. Hoy le toca el turno a Sevilla, la capital. Madrugamos un poquito más porque hoy nos espera un día duro, y Sevilla no está a la vuelta de la esquina.

Como ya mencioné en otro de los capítulos de mi viaje, la red viaria andaluza está bastante centralizada en Sevilla, por lo que casi todos los caminos llevan a ella. Cogemos la A-7 hacia Algeciras, y de ahí nos desviamos a Sevilla.

A la que nos introducimos tierra adentro se hace evidente el contraste entre la zona costera y el interior. Pasamos de ver casas por todas partes a ver enormes campos de cultivo, con apenas algunas casa muy dispersas. Con las gasolineras pasa lo mismo, de haberlas a patadas, a cada pocos metros, a ho haber ninguna en casi 30 kms. a la redonda. Suerte que en la autopista, a parte de avisarte cuánto falta para la más cercana, también te dicen si será la última, por lo que pueda pasar... Quizás fue por ello que vimos varios coches parados en las cunetas, porque no habían sido previsores.

Llegamos a Sevilla, y entramos al centro a orillas del Guadalquivir, por el Paseo de las Delicias. Realmente la amplitud del río da mucha luz y aire a la ciudad. Dejamos los coches en un parking próximo al centro, y lo primero que vemos es La Real Maestranza, enorme, con sus colores blanco y amarillo... y desde allí ya se vislumbra La Giralda, la que fue antaño la torre más alta del mundo, y que actualmente pertenece a uno de los templos cristianos más grandes del mundo.

Poco voy a explicar de los sobradamente conocidos monumentos de Sevilla. Mirad mis fotos para conocerlos. Sólo hacer notar que si bien pasamos mucho calor, tuvimos suerte de no pillar temperaturas exageradas (34ºC a mediodía). Quizás nos agobió más el calor por el hecho de andar tanto sobre pavimento duro, que deja los pies destrozados.

Otra cosa a destacar es que por el centro estaba en pruebas el nuevo tranvía de Sevilla, cosa que me parece un gran acierto para permitir la movilidad de la gente por la zona. Lo malo es que lo encontré muy ruidoso, quizás para avisar a los turistas despistados que caminan sobre las vías. Y otro gran detalle eran los toldos instalados sobre la Calle de las Sierpes y los alrededores, que te permiten ir de "shopping" sin el sol cociéndote el cráneo.

La Plaza España es otra de las maravillas arquitectónicas de la zona, y poco tiene que envidiar en tamaño a la Plaza de San Pedro del Vaticano. Allí el calor ya era más evidente, sobre todo porque rebotaba en la abundante cerámica de la plaza. Tan agobiados estábamos que cruzamos el Parque de Mª Luisa como una exhalación, en busca ya de nuestros coches para regresar.

¡Qué gustito el aire fresquito del coche! Gracias a él el viaje de regreso a Marbella fue de lo más agradable...

Aquí podeis ver mis mejores fotos de Sevilla.